EL CASO DE UN PAÍS COMO EL DE LAS ORGANIZACIONESIndependientemente de todas las características que marcan las diferencias entre los países de la región Latinoamericana, son también marcadas las similitudes que como naciones compartimos. Una de ellas es la correspondiente a la forma en la que es percibido el “liderazgo de país” por la opinión pública en cada nación. El común denominador sobre este tema es que el liderazgo presidencial “no alcanza” para el desahogo efectivo de las preocupaciones de cada país. Para decirlo en pocas palabras: Latinoamérica no está satisfecha con el liderazgo de sus dirigentes. Haciendo una analogía y guardando las proporciones del caso, en muchas organizaciones latinoamericanas ocurre algo semejante: el liderazgo de sus dirigentes máximos, no alcanza para satisfacer las necesidades de creación de valor de los diferentes stakeholders. En ambos casos, este “drama” tiene implicaciones y explicaciones semejantes, de las cuales podemos derivar reflexiones y aprendizajes específicos. Una pregunta fundamental para hacerlo sería la siguiente: ¿está en el rol del líder máximo de una organización (país o empresa) asegurar y resolver todos los asuntos que expresan las demandas de los stakeholders? Si la respuesta es afirmativa, entonces la efectividad total del país es una expresión de la efectividad de SU líder principal. Pero si la respuesta es negativa, entonces habría que repensar cual su rol y cual la forma en la que debe manejar el liderazgo del resto de los miembros. La condición democrática de las naciones, equivale en las organizaciones, al aumento en el talento existente. En una nación, al aumentar su madurez democrática, debe incrementarse también su participación ciudadana. En una organización, al haber mayor talento debe incrementarse su uso para sustentar su crecimiento. Siguiendo el mismo paralelismo, en una nación, el rol de SUS líderes debe orientarse al aumento de la participación ciudadana y a la creación de las condiciones para que esta pueda ocurrir. Correspondientemente, en una organización, el rol de SUS líderes está en el aumento de las capacidades y el talento, así como en la creación de las condiciones para asegurar su uso efectivo. En ambos casos el rol esta en la multiplicación del liderazgo, no en su acaparamiento. Esa es la diferencia entre una democracia y una dictadura; entre una organización flexible y una autocrática. Después de todo las naciones y las organizaciones no son tan diferentes: ambas funcionan a partir del liderazgo.
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AuTORPablo López-Carrasco ArchiVOS
Junio 2015
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