Es nuestra convicción que cambiar y transformar no son la misma cosa. Mientras que cambiar supone adaptarse a las condiciones existentes, para conseguir éxito en la gestión, transformar implica actuar en ausencia o por fuera de la existencia de las condiciones que favorecen la gestión efectiva. Esta actuación requiere, muchas veces, crear tales condiciones para poder, a través de estas, gestionar el éxito. Transformar pues, se refiere a la actuación en lo que no hay; crear las condiciones para su existencia, lejos de solamente responder a lo que por inercia, costumbre o razones externas, ya está presente. 2015 inicia para nuestra realidad latinoamericana, como un año lleno de complejidad, tanto en lo económico (los pronósticos de crecimiento, tipo de cambio y renta petrolera son poco halagüeños), como en lo social (el acrecentamiento de los movimientos que manifiestan la inconformidad de diferentes grupos y clientelas). En los escenarios político-electorales, varias naciones entrarán en un ciclo de re-conformación de cuadros de gobierno, en medio del escepticismo de los contribuyentes. Y, para rematar, el panorama de las condiciones del medio ambiente natural, pronostican diversos y muy amenazantes fenómenos meteorológicos que, directa o indirectamente afectarán, la economía, la interacción social y las presiones político-electorales. Ante tal panorama no cabe duda: Las condiciones para el éxito de las organizaciones latinoamericanas no están dadas. No existe ni la seguridad que atraiga inversiones, credibilidad, tranquilidad ni buen clima. Todo parece estar en contra del éxito de las organizaciones en este 2015. Un liderazgo que favorezca el cambio no parece suficiente en estos momentos. Sin embargo, aludiendo a la definición del primer párrafo, estamos seguros que el escenario luce perfecto, no para ser exitosos cambiando. Antes bien, es la oportunidad idónea para la transformación. La pregunta es ¿cómo ante tal realidad antagonista es posible impulsar una transformación exitosa? Las respuestas no son obvias, pero todas pasan por un mismo eje: el uso de un liderazgo superior. Un liderazgo organizacional e individual que no se pliegue al antagonismo visible, sino más bien, que se imponga ante este, haciendo uso de tres elementos fundamentales: inconformidad, espontaneidad y proactividad. Se precisa de un Liderazgo para la Transformación.
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AuTORPablo López-Carrasco ArchiVOS
Junio 2015
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